La mañana del 2 de febrero de 1922, Sylvia Beach, propietaria de la librería Shakespeare & Co, situada en el nº 12 de la rúe de l’Odéon en París, fue a la Estación de Lyon para recoger los dos primeros ejemplares de Ulises, de James Joyce, enviados desde la imprenta en el expreso de la mañana. Beach le dio uno al autor como regalo de cumpleaños. El otro lo colocó en el escaparate de su librería, el único lugar del mundo en el que podía ser adquirido legalmente en aquel momento. Paradójicamente, el libro que muchos consideran ahora la mejor novela del idioma inglés estuvo prohibido por obsceno, de manera oficial u oficiosa, durante más de una década en la gran mayoría del mundo angloparlante. Autoridades gubernamentales a ambos lados del Atlántico confiscaron y quemaron más de un millar de ejemplares de Ulises debido a que la venta, distribución, promoción e importación de la novela había sido declarada ilegal tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos. Otros países pronto siguieron su ejemplo. El Sunday Express lo describió como «el libro más infamemente obsceno de la historia de la literatura, tanto antigua como moderna». The Dublin Review advertía a los paisanos de Joyce de que leer Ulises era un pecado contra el Espíritu Santo, el único pecado sin perdón de Dios. Así, en el transcurso de una década, Ulises acabó convirtiéndose en una sensación clandestina. Era contrabando literario, una novela que sólo podías leer si encontrabas una copia falsa impresa por editores piratas o si conseguías burlar a los agentes de aduanas para introducir de contrabando en el país uno de los ejemplares editados en París.
De hecho, la prohibición y persecución de Ulises fue una parte integral de su fuerza transformadora: la novela de Joyce no sólo cambió el devenir de la literatura en el siglo que siguió a su publicación. En el curso de tres procesos judiciales —en un tribunal de lo penal de la ciudad de Nueva York en 1921, en una Corte de Distrito en 1933 y en una Corte de Apelaciones en 1934— acabaría cambiando también la propia definición de literatura a ojos de la ley. Pero las transgresiones de Ulises fueron lo primero que la mayor parte de las personas conocieron sobre la novela de James Joyce. Una porción de la misma fue quemada en París cuando aún no había pasado de borrador, y la Asociación para la Supresión del Vicio de Nueva York condenó de inmediato la obra por «obscena, impúdica y lasciva» cuando todavía se estaba publicando por entregas en la revista The Little Review. Joyce, con el apoyo de varios de los más importantes editores y escritores de su tiempo, tuvo que pelear durante años para obtener el derecho a publicar su novela en Inglaterra y Estados Unidos.
El libro más peligroso narra la extraordinaria historia de Ulises, desde los primeros apuntes de Joyce en 1904 hasta su decisivo juicio federal por obscenidad en 1933. Kevin Birmingham retrata los años de Joyce como joven escritor, su febril dedicación a la que acabaría siendo su obra maestra y su ardorosa historia de amor con Nora Barnacle, modelo para Molly Bloom. El descomunal trabajo de investigación llevado a cabo por Kevin Birmingham saca a la luz nueva información sobre la vida de Joyce y sobre las circunstancias que rodearon la creación y recepción de su libro más famoso. Escrito tanto para joyceanos de pro como para novicios que deseen desentrañar los secretos de una de las obras capitales del siglo XX, El libro más peligroso es una apasionante crónica sobre cómo la novela de Joyce fue concebida, escrita, publicada, quemada, aclamada y vilipendiada antes de acabar adoptando su puesto como una de las grandes obras maestras de la literatura mundial.
A la venta en octubre. Página web de Kevin Birmingham.